En noviembre del año pasado, cuando Arlene Smith se tocó un quiste en la mama izquierda, se asustó. Era tanto el miedo que no se atrevía a consultar con un médico. Recién en febrero de 2018 decidió buscar ayuda.
"Cuando me recompuse, fui al servicio de emergencias de LBJ. Me hicieron una mamografía y una biopsia, y me fui a casa", cuenta Arlene.
En Lyndon B. Johnson Hospital, el personal me dio una cita con el médico y programó una tomografía axial computarizada. Sintió al instante una buena conexión con el médico: "Un joven agradable, generoso y extrovertido. Me explicó todo".
Arlene realizó todo su tratamiento en LBJ. Comenzó con quimioterapia ni bien le diagnosticaron el cáncer. "Recibí una atención magnífica. Todas las personas que me atendieron fueron sumamente agradables. LBJ es un excelente hospital.
"Siento que la próxima exploración va a estar bien". Eso será un éxito que compartirá con amigos y con su familia que le han brindado una atención especializada. Su nieta de 13 años de edad, que vive con ella, fue de gran ayuda. El amigo de Arlene, Samuel, estuvo con ella desde el primer día. Su padre y sus hermanos se comportaron maravillosamente.
Arlene es una mujer en constante movimiento, por eso no hay espacio para el cáncer en su vida. "No tuve náuseas ni efectos secundarios. Cocino. Limpio. Llevo a mi nieta a la escuela. Realicé un crucero con mi familia. Llevo la vida que siempre tuve".
Sin embargo, hizo algunos cambios. Consume más vegetales, bebe muy poco alcohol y evita la negatividad. "Las personas negativas no forman parte de mi vida. Dios llegó a mí por medio de este cáncer. Decidí que viviría como Dios quiere que viva: siendo positiva.
"Durante toda mi vida, me ocupé primero de los demás y por último de mí. Ahora se trata de mí". Cuando Arlene dice que se ocupó de otros, lo dice de verdad. Durante 34 años, dictó clases de comportamiento adaptativo en el distrito escolar de Aldine. Ahora está lista para disfrutar de amigos y de la familia.
Arlene les advierte a las mujeres que tienden a postergar una revisión, tal como hizo ella. "Vayan al médico apenas vean o sientan algo raro. Apresúrense, aunque les de miedo. El cáncer se debe tomar en serio. Es real. Confíen en Dios".