En enero de 2018, María Elena López sintió un tumor en la mama derecha. Pidió un turno para una mamografía en la Smith Clinic, y luego se le practicaron otros exámenes, incluida una biopsia. Los exámenes confirmaron cáncer en estadio II.
Sus médicos le indicaron que iniciara inmediatamente 13 tratamientos de quimioterapia en el Lyndon B. Johnson Hospital, y luego 36 tratamientos de radiación en la Smith Clinic. En octubre, le realizaron una mastectomía de la mama derecha en LBJ Hospital y, actualmente, se prepara para una cirugía reconstructiva. Está agradecida por la atención que recibió en ambas clínicas, la que describe como "muy buena. Hacia donde mirara, había gente sonriendo y diciéndome que podía luchar".
Cuando María Elena oyó el diagnóstico, cuenta que "quería morir. Sentí que todo el mundo me daba vueltas. Estaba abrumada. Aún no me siento completa, porque me falta una mama. Muchas personas no tienen idea de lo que estoy pasando. Puedo estar sonriendo o riéndome, pero por dentro, me siento afligida. Las personas no lo comprenden".
"Es una sensación indescriptible, pero el diagnóstico me cambió la vida. Trajo algunos problemas familiares consigo, pero seré feliz. Me quiero a mí misma. Hace poco empecé a ir a la iglesia y descubrí que Dios me ama a pesar de mi problema".
"Me hace muy feliz compartir mi historia para dar ánimo a otras mujeres. Quienes tenemos cáncer debemos ser fuertes para enfrentar la enfermedad. Me miro en el espejo y veo a una guerrera. Dios sabía que yo lucharía, y eso me da paz. Estoy empezando a pensar que no importa si tengo una mama. Lo que importa es que tengo vida".
Y con su vida hará lo que más ama: cocinar y trabajar. Es vendedora de alimentos, y le encanta cocinar comida mexicana picante. En especial, le gusta hacer tamales. "Mis familiares y amistades me aconsejaron que no cocinara tanto durante mi recuperación, pero mi oncólogo me dijo que podía hacerlo". Lamentablemente, no puede compartirla con él, ya que no le gusta la comida picante.