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Rogelia Armendariz

En noviembre de 2016, Rogelia Armendariz se cayó mientras limpiaba, y más tarde sintió un tumor en su mama izquierda. Creyó que era producto de la caída. Cuando el médico la examinó en marzo, la derivó para que le realizaran una biopsia, en la que descubrieron que tenía cáncer de mama en estadio IV.

"Sentí que me moría", dice. "Tengo siete hermanas y cinco hermanos, pero soy la primera en oír la palabra 'cáncer'".

Optó por atenderse en el Harris Health System y se sometió a un intenso tratamiento de quimioterapia y luego a una mastectomía de la mama izquierda, ambos tratamientos en el Lyndon B. Johnson Hospital. Le realizaron 30 tratamientos de radiación en la Smith Clinic. Durante el tratamiento, con una tomografía axial computarizada se detectó que el cáncer de hígado había desaparecido después de la quimioterapia intensiva.

Ahora, se somete a quimioterapia cada tres semanas, lo que considera atención de mantenimiento y durará dos años. "Para mí, ya no tengo cáncer".

"El LBJ se convirtió en mi segundo hogar. A veces, llegamos a la mañana cuando el estacionamiento está repleto, y cuando nos vamos, solo queda nuestro vehículo. Desde el primer día, todos en el LBJ me trataron de una forma realmente agradable. Me cuidan. Son muy atentos".

Está agradecida por el apoyo que recibe de su familia, cuatro hijos y 14 nietos. Su esposo ha sido el más alentador, y su presencia siempre ayuda.

Le gusta leer la Biblia, tejer y coser. Cose ropa para ella, para sus nietos y todas las muñecas de sus nietos. Le encanta que alguna de sus nietas le pida un nuevo atuendo para una muñeca.

"Gracias a Dios, me siento bien. Estoy conforme con mis médicos y con toda la atención que me brindan. Nunca olvido una cita y no lo haré hasta que me den el alta médica. Pasamos por momentos difíciles. Ahora, alentamos a otros pacientes y sus familias".

Les dice que deben seguir adelante. "Sigan los consejos de su médico. Si no lo escuchamos, no podremos seguir los consejos. Si escuchamos, estaremos un paso más cerca de curarnos". Rogelia es un buen ejemplo a seguir: cambió su alimentación, bebe más agua y camina para mantenerse activa físicamente.

Quiere que los demás luchen como ella lo hace. "Deben esforzarse. Nunca pierdan las esperanzas. Tengan una actitud positiva".

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