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Francisco Ramirez

En unos años, cuando Francisco Ramirez piense en el huracán Harvey, se acordará de muchas cosas más importantes que las aguas profundas. Recordará a un cirujano con un fuerte compromiso por salvar vidas.

En medio de las preparaciones para la tormenta, Francisco tuvo un accidente en un cuatriciclo. Al no poder llegar al hospital debido al agua, un vecino lo llevó a la estación de bomberos más cercana. Finalmente, Francisco fue trasladado a Lyndon B. Johnson Hospital en un camión militar. Los médicos reconocieron los síntomas que indicaban una lesión cerebral. Las exploraciones revelaron un hematoma subdural. Al ser un centro de traumatología del nivel III, en LBJ no se realizan neurocirugías. En condiciones normales, Francisco hubiera sido trasladado a un centro de traumatología de nivel I. Lamentablemente, estas no eran condiciones normales.

Afortunadamente, el Dr. Erik Askenasy, cirujano general y colorrectal que alguna vez estuvo interesado en la neurocirugía, formó parte del equipo de LBJ. Como un hombre de mucha fe, sabía que tenía que hacer algo para tratar de salvarlo. La condición de Francisco empeoraba. El Dr. Askenasy y un equipo quirúrgico dispuesto a todo reunieron herramientas de otras cirugías delicadas.

El Dr. Askenasy le dijo a la familia de Francisco: "Haré todo lo posible para salvar la vida de su papá. Recen por mí durante la operación". La cirugía comenzó a la medianoche y duró dos horas; se pudo extraer un coágulo sanguíneo del tamaño de un puño con éxito. Más tarde, el personal de cirugía le dijo a Jocelyn, la hija de Francisco, "El médico estaba muy seguro, todos creíamos que se podía lograr. Una vez que comenzó la cirugía, nos manejamos con naturalidad".

Después de la cirugía, una mejora en el clima permitió que un helicóptero lleve a Francisco a un hospital que se especializaba en traumatismos de nivel I. Francisco salió de LBJ con un casco protector y con el colgajo del cráneo cosido en el abdomen para mantenerse a salvo. En la actualidad, si bien tiene algunos problemas con el equilibrio, Francisco volvió a trabajar como instalador de aires acondicionados residenciales.

Jocelyn y su familia identifican fácilmente a los héroes de Harvey. "El Dr. Askenasy y su equipo son nuestros héroes. Si no fuera por ellos, mi papá no estaría aquí".

La disposición del Dr. Askenasy a arriesgarse y la determinación de Francisco para volver a la vida normal realmente conmueven. A la familia solo le quedó un problema: ¿Cómo agradecerles a las personas que salvaron la vida de su padre? Compraron una tarjeta de regalo de Pappasito para el equipo. El Dr. Askenasy aceptó el obsequio, pero con una condición: la familia Ramirez debía cenar con él. Fue una gran celebración.

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