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Marissa Rotenberry

A mitad de la noche del 10 de agosto de 2017, la madre de Marissa Rotenberry recibió la llamada que todos los padres temen. Marissa había tenido un accidente automovilístico. La estudiante de la Stephen F. Austin State University fue estabilizada en el hospital de Nacogdoches y trasladada en ambulancia a Ben Taub Hospital de Harris Health System.

Los médicos se referían al brazo derecho de Marissa, que recibió el mayor impacto en el accidente, como una "extremidad destruida", es decir, con daño grave en la piel, el músculo y huesos. Los médicos le amputaron el brazo de inmediato, y luego abordaron las otras heridas: hígado desgarrado, atelectasia pulmonar, discos fracturados y denudación interna de las partes blandas del pecho (traumatismo en el tejido blando que separa el tejido de la fascia subyacente).

Marissa estuvo en Ben Taub durante 34 días y le realizaron tres cirugías por semana para tratar el área amputada.

El dolor era mucho más intenso de lo que podía soportar. La denudación interna era extremadamente dolorosa, al igual que el drenaje torácico en el pulmón. Y cuando comenzaba a recuperarse de una cirugía, era el momento de que le realicen una nueva.

Lo más difícil fue lidiar con el dolor en el miembro fantasma. "Al principio, perdía el conocimiento y volvía en sí, y pensaba que tenía el brazo. Sentía que la mano estaba encima de una estufa caliente. Me gusta hablar, pero no podía hacerlo; entonces entré en pánico. Gracias a mi familia y mis amigos, estaba rodeada de amor y apoyo. Las personas, los juegos y la música me ayudaron a lidiar con el dolor".

Marissa tiene una visión especial sobre Ben Taub como paciente durante el huracán Harvey, y desarrolló un vínculo especial con el personal. "El personal de enfermería fue asombroso, muy agradable y atento. Nos hicimos muy unidos.

"Fue realmente significativo que el accidente fue a 120 millas, y la ambulancia me llevó a Ben Taub".

Recuperar su independencia sin un brazo fue un desafío. Recientemente, Marissa finalizó una maestría en Estadística y está muy agradecida. "No necesito un brazo para la estadística. Necesito usar el cerebro". No obstante, era diestra; por eso ahora depende de una computadora con pantalla táctil y está aprendiendo a escribir con la mano izquierda.

Volver a estudiar también fue difícil. "Hubiera sido más fácil darme por vencida, pero nunca quise perder de vista mis objetivos. Tener o no tener un brazo no me hace ser quien soy. El traumatismo que sufrí no me define como persona".

 
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