En mayo de 2017, Priscilla Martinez y su amiga Alyssa viajaban en su auto cuando fueron impactadas por un conductor que pasó una luz roja. Priscilla recuerda su experiencia como si hubiera sido una película: "Todo fue tan rápido y tan lento a la vez. Caíamos y el automóvil daba vueltas. Aterrizamos del lado del conductor; y mi brazo quedó atrapado fuera del automóvil. Sentí algo candente, y luego nada más. El automóvil se volvió a dar vuelta, y salí arrastrándome.
"Alyssa fijó su mirada en mi brazo con horror. Miré hacia abajo y vi músculos, tendones, grasa y colgajos de piel. Sabía que estaba mal, pero la adrenalina surtía efecto. Me esforcé mucho para no sufrir una crisis de angustia".
Afortunadamente, Priscilla fue trasladada a Ben Taub Hospital, donde los cirujanos comenzaron una serie de cuatro cirugías. Extirparon residuos y tejido para disminuir la posibilidad de una infección. La terapia de cierre asistido por vacío en la herida mantenía el sitio limpio y drenado. Después de la tercera cirugía, "mi brazo parecía vacío, pero limpio". Los cirujanos extrajeron músculos de la espalda y piel del muslo para comenzar la reconstrucción.
Priscilla sabía que debía enfrentar otra batalla, la cual era tan importante como salvar su brazo. Desde los 15 años de edad, tenía una adicción a los analgésicos. En el momento del accidente, hacía 18 meses que no consumía analgésicos, y estaba decidida a no tener una recaída. Estaba atenta a los medicamentos que iba a aceptar.
"Pude superarlo sin tener una recaída, pero no fue fácil. Estaba decidida a protegerme. No quería que este accidente creara más problemas. Agradezco mucho que mi cirujano me ayudara a lidiar con el dolor.
"Recibí una atención excelente. El personal de enfermería fue maravilloso. Los médicos fueron estupendos. "Todos fueron amables, agradables y atentos. Me brindaron una atención estupenda y familiar.
Si le preguntan sobre la situación que le tocó vivir, Priscilla marca las siguientes lecciones de su lista: "Necesitas más que un seguro de responsabilidad civil. Esto también pasará. Vive un día a la vez. Usa siempre el cinturón de seguridad".
En realidad, las lecciones son incluso mucho más profundas. "Una vez que las heridas cicatrizaron, el aspecto del brazo no es el mejor, pero es mi brazo. Me resigné. Aprendí a aceptar y a ser perseverante. Esto no es una cicatriz. Es mi brazo. Es parte de mí.
"Cualquier persona puede sufrir un traumatismo. Ponte en primer lugar y cuida de ti mismo. Puedes superarlo. Por eso cuento mi historia; las personas necesitan saber que se puede".